Eva Duarte nació en Los Toldos, Provincia de Buenos Aires, el 7 de mayo de 1919. Fue actriz, incursionó en la radiofonía de esa época, hasta que conoció al general Juan Domingo Perón y se casó con él. A partir de ese momento fue una pieza clave y comenzó a desarrollar un papel fundamental en el escenario político. Falleció el 26 de julio de 1952, con tan solo 33 años.
Uno de sus logros más destacados fue la promulgación de la ley de sufragio femenino, en 1947. El 9 de septiembre de ese año, se sancionó la Ley N.º 13.010, también conocida como “la Ley Evita” que le daba el derecho y habilitaba a todas las mujeres de la Argentina a votar. Este fue, además, el primer paso para la incorporación formal de las mujeres en el ámbito político.
A principios de 1947 hubo una segunda tanda de inauguraciones de centros cívicos propiciados directamente por Evita. Con aquella Ley, su liderazgo político se proyectó a nivel nacional y posibilitó que las mujeres cumplieran con el objetivo de la reelección de Perón, por un segundo mandato. Para ese propósito, se creó el Partido Peronista Femenino, fundado el 29 de julio de 1949 en el marco de la primera asamblea organizativa del Partido Peronista, un partido de integración social, que buscaba incluir a un grupo específico y constituir una respuesta político organizativa al desarrollo de las políticas de masas.
La Fundación Eva Perón, dedicada a la asistencia social, obtuvo su personería jurídica en julio de 1948. La institución creó, a su vez, hogares, escuelas, hospitales, la famosa Escuela de Enfermeras y proveedurías de alimentos.
El Partido Peronista Femenino fue, junto a la Fundación, el pilar central en la construcción de poder de Eva Perón. Un poder que, al decir de Marysa Navarro, una de las mejores biógrafas de Eva, era similar al que había construido el propio Perón. Sólo los diferenciaba el hecho coyuntural de que uno era Presidente. Una mujer, entonces, que construye un poder político central en Argentina incluso antes de que las mujeres votaran, antes de que fueran consideradas sujetos políticos, antes de que fueran consideradas ciudadanas. Un caso único dentro de los países republicanos de mediados del siglo XX.
Eva no sólo construyó poder para sí; también disputó poder para sus compañeras.
“Nuestra voz ha sido escuchada. Gracias a la revolución y a nuestro líder se han reconocido al fin los derechos políticos que durante tanto tiempo nos fueron negados. Ahora podemos votar. Mujeres compatriotas, amigas mías, ¡sepamos también votar!”, arengaba Eva Duarte en “Mi mensaje, escritos y discursos”.
Ilustración: Eduardo Gonet, “Con las cenizas”, acrílico sobre papel
Fuente: Telam y Ministerio de Cultura de la Nación