La extraordinaria gesta salteña liderada por el General Martín Miguel de Güemes fue pieza fundamental para terminar con el poder realista en América Latina.
En la guerra de la independencia contra la corona española, un grupo de mujeres –damas de sociedad, niñas casaderas, negras esclavas, indias y mestizas– protagonizaron una de las aventuras más desconocidas y valientes de nuestra historia.
Si hablamos de las mujeres, muchas son las respuestas que esperamos encontrar, día a día: ¿Les ofrecía el nuevo orden un horizonte distinto del de la colonia moribunda? ¿Sería este horizonte tan distinto como para que ellas tuvieran motivos para luchar? ¿Sentían que acompañaban una causa o a un varón? ¿La batalla, era sólo contra el enemigo realista?
Juana Azurduy
Juana Azurduy era una joven norteña que combatió bajo las órdenes de Belgrano. Creó su propio ejército, “Los Leales”, y frenó a los españoles desde el Alto Perú.
Acompañó a su esposo Manuel Padilla en las luchas por la emancipación en el Virreinato del Río de la Plata y recién con la muerte de su compañero asumió la comandancia de las guerrillas que conformaron la luego denominada “Republiqueta de La Laguna” por lo que es honrada su memoria en la Argentina y en Bolivia.
Perdió cinco de sus seis hijos en batallas. Luchó junto a Güemes y a la muerte del caudillo salteño se vio reducida a la pobreza porque aunque tenía el cargo de tenienta coronela, nunca recibió su paga.
María Loreto Sánchez de Peón
María Loreto Sánchez de Peón, una mujer de la alta sociedad salteña cumplió tareas de inteligencia para la causa patriota. Se deslizaba en los patios de los cuarteles realistas, simulando ser vendedora callejera ofreciendo sus productos.
Como la mayoría de las mujeres de la época, no recibía educación escolarizada y no sabía contar con rapidez, sin embargo, reportaba a Güemes la cantidad de soldados realistas en el frente.
En el pase de lista, cuando cada soldado respondía ‘presente’, la fingida vendedora deslizaba un grano en su bolsillo de la derecha; haciendo lo propio en el de la izquierda cuando se escuchaba ‘ausente’. Así transmitía a Güemes el número exacto de los enemigos que debía combatir.
Magdalena “Macacha” Güemes
Magdalena “Macacha” Güemes, la hermana de Martín, fue su más estrecha colaboradora. Se la conocía como una especie de operadora política del hermano, a la que llamaban “la ministra sin cartera”.
Fue la mediadora en el Pacto de Cerrillos porque aseguró el encuentro entre Güemes y Rondeau, el jefe del Ejército Auxiliar del Perú, quien desconocía la autoridad del líder salteño, a los gauchos que componían la milicia y los métodos que utilizaba.
Macacha fue la mediadora para que este acuerdo y a su se encargó de cada detalle para que se concrete y que no quedara amenazada la seguridad de la deliberación en Tucumán y la defensa de la frontera norte, apenas a 500 kilómetros del Congreso.
Las mujeres de nuestra historia no pasaron desapercibidas, la protagonizaron.
Fuente: www.revisionistas.com