En un nuevo aniversario del fallecimiento de Eva Duarte, visitamos sitios emblemáticos para descubrir a través de diferentes puntos de la ciudad los lugares por donde transitó Evita desde su llegada a Buenos Aires hasta su muerte, el 26 de julio de 1952.
En el recorrido, organizado por la Secretaria de Género, participaron compañeras y compañeros de las telecomunicaciones, quienes pudieron dimensionaron a través del trayecto la figura de Evita a lo largo de su historia y cómo se convirtió en emblema del derecho femenino al participar activamente en política, en el mundo del trabajo y en la educación.
En este homenaje a la abanderada de los humildes se recorrió la Plaza de Mayo; la Legislatura Porteña, sede de la ex Secretaría de Trabajo y Previsión; el estadio Luna Park; la sede de la Confederación General del Trabajo (CGT); la facultad de Ingeniería; el monumento “Canto al Trabajo”; el Ministerio de Acción Social; el Congreso Nacional; el recorrido de la retrospectiva por Av. Callao (Hotel Savoy, Pensiones de Sarmiento y Riobamba, Casa de Pompas Fúnebres Lázaro Costa y Casa de Juan Duarte en Callao 1944 ); el departamento donde vivió en la calle Posadas 1567; también en Av. del Libertador y Tagle; el monumento a Evita en la ex Residencia Alzaga Unzué; la plaza Rubén Darío; y su tumba en el cementerio de Recoleta.
Evita fue una mujer sin galones de feminista que se puso al frente de la demanda de las mujeres, las infancias, los trabajadores y los humildes. Ya en su tiempo lanzó la idea de realizar una asignación mensual para mujeres desde el día de su matrimonio, que se incrementaría con la llegada de las hijas y los hijos, la viudez u otras circunstancias y que se pagaría con los aportes de todos los trabajadores en reconocimiento de las tareas de cuidado.
Cierto feminismo liberal, sin detenerse en las marcas de la época, impugna a Eva por haber reforzado con algunas de sus acciones la dominación patriarcal. Sin embargo, no dimensionan el valor de su figura a lo largo de la historia y en la visión de las conquistas sociales que ella encarna. Eva, que no tenía esa formación política y académica, siempre supo los intereses que debía defender logrando para las mujeres mejores condiciones económicas, políticas y sociales.